En la Mira | Edición Especial
Hay semanas que se salen del libreto y sacamos edición especial. Crisis en Medio Oriente, potencias sin rumbo y una pregunta: ¿qué puede hacer Argentina? Además, Levitsky habla de Trump y Zelicovich del orden mundial en transición.

EDICIÓN ESPECIAL
Hola, ¿cómo están?
Acabamos de cerrar una de las semanas más calientes en el plano internacional, en la que el mundo quedó en vilo por el recrudecimiento del conflicto en Medio Oriente tras la intervención de Estados Unidos.
Con los principales actores en una frágil tregua -retos y palabrotas de Donald Trump mediante- sacamos esta edición especial para tratar de entender la realidad internacional. Los placeres en vida.
“En la anarquía no hay armonía automática”. La frase dicha por Keneth Waltz, una de las mentes más brillantes en el campo de las relaciones internacionales, es quizá hoy la mejor guía para entender el momento que vive el mundo.
¿Qué mundo? Uno muy diferente al que emergió después de la Segunda Guerra Mundial, pero que todavía no asume una forma nueva. Lo que Gramsci llamó “interregno”: una transición en la que lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer. Así lo explicó Julieta Zelicovich, doctora en Relaciones Internacionales, investigadora del CONICET.
Las reglas, las instituciones y las conductas que definen el orden internacional están en plena reconfiguración. Las hegemonías cambiaron, pero eso no implica que los conflictos se resuelvan más fácilmente. Hoy no se puede pensar ninguna solución sin China, sin Rusia y sin Estados Unidos, pero ni siquiera la intervención directa de estas potencias garantiza una salida.
Basta ver la tensa calma entre Irán e Israel, que nos dejó la perlita de una nueva doctrina del empate eterno, o, como dijo Donald Trump, una frase que haría sonrojar hasta a Henry Kissinger: “We basically have two countries that have been fighting so long and so hard that they don’t know what the fuck they’re doing” (Básicamente, tenemos dos países que han estado luchando tanto tiempo y tan duro que no saben qué mierda están haciendo)
En este escenario surgen dos preguntas clave:
1. ¿Qué rol y qué oportunidades hay para países como Argentina, que no están directamente involucrados en el conflicto?
2. En un contexto internacional de transición, donde cambian las reglas, ¿cómo se navega con líderes tan inestables como Trump, Putin o el propio Netanyahu?
Sobre la primera pregunta, Zelicovich fue clara: la política exterior argentina históricamente supo pivotear entre potencias, sacando beneficios de todas. Con algunas se tejieron alianzas comerciales (como con China); con otras, ideológicas (como con Estados Unidos). “El alineamiento hiperideologizado de Argentina no parece ser la opción que mejor paga en el escenario internacional actual”, señala Zelicovich, “porque implica una pérdida de oportunidades, de incentivos y de autonomía”. Y agrega: “El repliegue de relaciones Sur-Sur tampoco es positivo: esas alianzas siguen siendo relevantes en términos de desarrollo”. También analizó el rol de potencias regionales como Brasil, de la hidrovía y de estrategias de cooperación latinoamericanas, pero para eso te invitamos a escuchar el episodio completo.
La segunda cuestión, la charlamos con una de las personas que más sabe sobre el tema: Steven Levitsky. El autor de “Como mueren las democracias”, nos recibió en sus oficinas del Rockefeller Center, justo en la semana en que el conflicto entre Harvard y el gobierno de Estados Unidos llegó a su clímax.
Según el especialista, Trump se maneja con una improvisación sin precedentes en política exterior. “No tiene visión. Es cortoplacista, un mercantilista nato que no entiende cómo funcionaba el viejo orden liberal y piensa que el más grande debe comerse al más débil, es muy simple”.
Para Levinsky, este rasgo personal se combina con otro más estructural: la transformación del partido Republicano, que ya no solo es programática sino también de forma. El partido se volvió hiperpersonalista, explicó, sin facciones que puedan limitar el poder de decisión de Trump.
Volviendo al amigo Waltz, para entender el mundo no hay que olvidar que la anarquía no fuerza a la armonía. En otras palabras, la cooperación internacional y, con ella, la posibilidad de acuerdos duraderos, no va a surgir de manera espontánea. En tiempos de incertidumbre como los que vivimos, se exige más que nunca una mirada lúcida, crítica y estratégica. Sin simplificaciones, sin pensamientos mágicos y para países como Argentina, sin aventurarse en alineamientos que las grandes potencias no exigen.
La seguimos
¡Hasta la próxima!